De Semillitas Zapatistas:
"EL SUP CRUZÓ LA FRONTERA DE USA, EN FORMA DE PROTESTA Y DECIR QUE NO SON NECESARIOS LOS MUROS NI LAS FRONTERAS, ADEMÁS DE QUE SI HACEN UN MURO MÁS ALTO OLVIDAN QUE SOMOS EXPERTOS EN CONSTRUIR TÚNELES"
Para las y los cafés en Estados Unidos
“somos los emigrantes los pálidos anónimos
con la impía y carnal centuria a cuestas
donde amontonaremos el legado
de las preguntas y perplejidades”.
Mario Benedetti
Cuenta Durito que, cruzada la línea fronteriza, una oleada de terror te golpea y persigue. No es sólo la amenaza de la migra y los kukuxklanes. Es también el racismo que llena todos y cada uno de los rincones de la realidad del país de las barras y las turbias estrellas. En las plantaciones, en la calle, en los comercios, en la escuela, en los centros culturales, en la televisión y las publicaciones, hasta en los baños, todo te persigue para que reniegues de tu color, que es la mejor forma de renegar de cultura, tierra, historia, es decir, rendir la dignidad que, siendo otros, andan en el color café de los latinos en Norteamérica.
“Esos brownies”, dicen los que esconden detrás de la tipificación de seres humanos, de acuerdo al color de su piel, el crimen de un sistema que tipifica de acuerdo a la capacidad de compra, siempre directamente proporcional al precio de venta (mientras más te vendas, más podrás comprar). Si los cafecitos sobreviven a la campaña de blanqueadores y detergentes del Poder en la Unión Americana, ha sido porque la comunidad latina “café” (no sólo mexicana, pero también mexicana, y puertorriqueña, y salvadoreña, y hondureña, y nicaragüense, y guatemalteca, y panameña, y cubana, y dominicana, por mencionar algunas de las tonalidades en las que el color café latinoamericano pinta Norteamérica) ha sabido construir una red de resistencia sin nombre y sin organización hegemónica o producto que la patrocine. Sin dejar de ser “los otros” en una nación blanca, los latinos levantan una de las historias más heroicas y desconocidas de este agonizante siglo XX: la de su color dolido y trabajado hasta hacerlo esperanza. Esperanza en que el café sea un color más en el arcoiris de las razas del mundo, y ya no sea más el color de la humillación, el desprecio y el olvido.
Y no sólo lo “café” padece y es perseguido. Cuenta Durito que, a su condición de mexicano, hay que agregar el color negro de su caparazón. Era así “café y negro” este valiente escarabajo, y fue perseguido por partida doble. Y por partida doble ayudado y apoyado, pues lo mejor de la comunidad latina y negra de Estados Unidos lo protegió. Pudo así recorrer las principales ciudades norteamericanas, que así llaman también a estas pesadillas urbanas. No caminó la ruta del turismo, el glamour y las marquesinas. Anduvo Durito los caminos de abajo, donde negros y latinos construyen las resistencias que les permiten ser sin dejar de ser otros. Pero, Durito dice, eso es historia para otras páginas.
Ahora Durito Black Shield o Durito Escudo Negro (si usted no está globalizado) se ha empeñado en que es importante que anuncie yo, con bombo y platillo, su nuevo libro, al que ha llamado Cuentos de Vela en Vela. Ahora me ha entregado un cuento que, dice, escribió recordando esos días cuando anduvo de wetback o mojado en Estados Unidos.
“El Arriba y el Abajo es relativo…
relativo a la lucha
que se haga por subvertirlo”
Vale. Salud y creo que tardaremos en zarpar: Durito se ha empeñado en hacerle modificaciones a la lata de sardi…, perdón, a la fragata, para que parezca de low raider.
Subcomandante Insurgente Marcos
El Sup Orale Essse
PD de wacha bato: ¿Alguien puede ayudar? Durito se ha empeñado en que el menú de a bordo incluya chilli hot dogs y burritos. ¡Ah, qué carnal éssse!
